El pasado sábado 6 de agosto, un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF) que brindaba atención médica a una población de alrededor de 70.000 personas fue destruido por bombardeos aéreos en la ciudad de Millis, perteneciente a la gobernación de Idlib. Cuatro trabajadores del hospital y nueve personas más (entre los que había cinco niños y dos mujeres) murieron a causa de los dos ataques aéreos y otros seis trabajadores del hospital resultaron heridos. Los sucesivos ataques, que ocurrieron cerca de las 2 de la tarde hora local, alcanzaron directamente al hospital y a los edificios que se encuentran en las inmediaciones del mismo.
El edifico que albergaba el centro médico quedó destruido y el hospital lógicamente cerrado. Estos ataques llegan en medio de una escalada en la intensidad del conflicto en la gobernación de Idlib.
El bombardeo destruyó la mayor parte de la estructura del hospital, incluyendo el quirófano, la unidad de cuidados intensivos, el departamento de pediatría, aproximadamente 80% del equipamiento médico, las ambulancias y el generador eléctrico. Conocido por ser un centro de referencia especializado en atención pediátrica, el hospital proporcionaba atención esencial para los habitantes de Millis y sus inmediaciones, en donde se encuentra un número considerable de personas desplazadas que huyeron de las líneas de combate de otras zonas del norte de Siria. El hospital proporcionaba atención médica de emergencia y consultas médicas para alrededor de 250 pacientes por día; muchos de ellos mujeres y niños. Desde principios de 2014, MSF apoyaba a este hospital con suministros y asesoría técnica, y posteriormente, mediante el apoyo financiero al personal del hospital para permitirles continuar con su trabajo.
“Este bombardeo directo a otro hospital en Siria es una atrocidad”, afirma la Dra. Silvia Dallatomasina, coordinadora médica de las operaciones de MSF en el noreste de Siria. “No tengo palabras para mostrar la admiración que sentimos por el valor y la dedicación de los médicos sirios, que siguen trabajando en zonas de conflicto en las que los hospitales son frecuentemente atacados y bombardeados. No cesaremos en nuestro compromiso para apoyarlos en su trabajo, que es esencial para salvar miles de vidas. Cada vez que un hospital es destruido, ya sea porque es directamente el objetivo del ataque, o porque se encuentra en una zona donde se llevan a cabo bombardeos indiscriminados sobre civiles, se priva a los sirios de la asistencia médica que necesitan de manera desesperada. Algunos hospitales proporcionan atención a los heridos de guerra y otros proporcionan atención de primera línea a mujeres con embarazos complicados; en cualquier caso, todos estos hospitales son necesarios para salvar vidas”.
Este bombardeo llega en medio de la nueva oleada de ataques que se está produciendo en la gobernación de Idlib y que están dejando multitud de víctimas civiles tras de sí. Durante los primeros seis meses de 2016, los dos principales hospitales de MSF en la gobernación de Idlib reportaron 7 afluencias masivas de heridos, en las que se trató a un total de 294 heridos y en las que se certificaron 33 personas muertas. Tan sólo en el mes de julio, las mismas instalaciones lidiaron con 9 llegadas masivas de heridos, que resultaron en 466 personas heridas y 37 muertos.
“Lanzamos una vez más nuestro llamamiento a todos los actores que tienen influencia sobre el desarrollo de la guerra en Siria, incluyendo a los cuatro países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y que son partícipes de esta guerra, para que lleven a cabo urgentemente las acciones que permitan detener los ataques contra los hospitales”, exclama Dallatomasina. “Como médicos y trabajadores humanitarios, seguiremos haciendo todo lo que esté en nuestras manos para impulsar la atención médica en Siria, pero necesitamos que se produzca el cese inmediato de los ataques a hospitales”.