La pandemia del COVID-19 ha supuesto un doloroso recordatorio de nuestra vulnerabilidad. Nos ha mostrado que las fronteras no sirven para detener un virus que amenaza a todos por igual y que la única solución pasa por el cumplimiento de los derechos humanos en todo lugar, la solidaridad y el acceso universal a sistemas robustos de salud y protección social.
En este contexto, la cooperación al desarrollo tiene un papel clave como catalizador de respuestas globales, multisectoriales y dirigidas a quienes más lo necesitan, y como vía para canalizar la solidaridad de nuestra sociedad. Y la Agenda 2030 se reafirma como la mejor hoja de ruta posible para la necesaria respuesta global económica, social y medioambiental para no dejar a nadie atrás.
Por todo ello, UNICEF ha lanzado el informe ‘LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO ANTE LA CRISIS DEL COVID-19’ en el que extrae una serie de conclusiones:
1) Estamos ante una crisis global que requiere una respuesta global y multilateral.
2) La crisis del COVID-19 es una crisis de los derechos de la infancia: niños y niñas corren el riesgo de convertirse en las “víctimas ocultas” de la pandemia.
3) El impacto de esta crisis va mucho más allá del ámbito sanitario, afectando a todos los ámbitos de acción de la cooperación estatal y descentralizada: la respuesta en ese sentido ha de ser multisectorial.
4) La respuesta de la cooperación no puede ser únicamente de emergencia, sino también de desarrollo.
5) La cooperación española, estatal y descentralizada, ha conseguido logros históricos en los últimos años, mejorando la vida de millones de personas en todo el mundo, en especial entre la población más vulnerable. No debemos dejar que la pandemia se convierta en un desacelerador de derechos y de progreso.
INFORME COMPLETO