Cesal, con la financiación de la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo (AACID), contribuye al acceso al agua, la seguridad alimentaria y nutricional, la introducción de prácticas agrícolas medioambientalmente sostenibles y la generación de oportunidades económicas para mujeres de las zonas rurales de Matutuíne, en la Provincia de Maputo, en Mozambique.
Son comunidades donde las mujeres deben realizar las tareas del hogar, cuidar de los niños y niñas y llevar la comida a casa, porque en la mayoría de las familias, los hombres han emigrado a Sudáfrica a trabajar en las minas y no vuelven hasta final de año. El empoderamiento de las mujeres en un contexto como éste, donde los índices de pobreza son muy elevados, es vital para el desarrollo de sus comunidades. La fortaleza que tienen es visible en cuanto tienes la oportunidad de visitar Matutuíne, un distrito caracterizado por ser comunidades aisladas, con carreteras de tierra que, cuando llueve, quedan intransitables.
Pero carecen de medios y recursos que les permita mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias. Por eso, el apoyo de la AACID durante estos años ha sido fundamental. Ya financió otros dos proyectos anteriormente que sirvieron para sentar las bases de una agricultura de subsistencia sostenible y resiliente y, con el proyecto actual aprobado en la convocatoria de 2020, se está logrando ampliar el trabajo para que las mujeres puedan introducir alimentos nutritivos en su dieta pero también comercializar el excedente para aumentar los ingresos.
Además, este proyecto incorpora un elemento fundamental de acceso al agua, tanto de riego como para consumo, para comunidades que debían caminar kilómetros, principalmente las mujeres y los niños y niñas, para traer agua día tras día. Las mujeres van a trabajar a los campos que se han puesto en marcha gracias al proyecto, donde aprenden a cultivar hortícolas (tomate, pepino, lechuga, cebollas…) con técnicas respetuosas con el medio ambiente. Son productos a los que no están acostumbradas porque necesitan riego y formación para cultivarlas.
Gracias a la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo, al apoyo técnico del equipo de CESAL, a las formaciones y demostraciones culinarias que refuerzan la incorporación de estos nuevos alimentos a su dieta y, sobre todo, a su trabajo e implicación día tras día, estas mujeres están logrando mejorar su seguridad alimentaria y nutricional, y la de sus familias, con una gestión sostenible de los recursos naturales.
También se han hecho ya pozos en las comunidades para reducir el tiempo que dedican en ir a buscar agua y se han empezado clases de alfabetización para aquellas mujeres que no han tenido la oportunidad de estudiar hasta ahora.
CESAL continuará apoyándolas para conseguir también que el proyecto tenga una repercusión en la generación de ingresos, no limitando el trabajo a las tareas que recaen sobre ellas como cabezas de familia sino mejorando su calidad de vida de una forma más integral.