Hasta 28 millones de personas en la región de África Oriental padecerán hambre aguda si en marzo continúa sin llover. Oxfam Intermón advierte de que, con la atención centrada en la crisis en Ucrania, existe un peligro real de que la comunidad internacional no responda de forma adecuada a la crisis alimentaria que afecta a la región de África Oriental hasta que sea demasiado tarde.
Se precisa de una movilización masiva de la ayuda humanitaria internacional para salvar a los 21 millones de personas en los países de África Oriental que ya se encuentran en una situación de hambre crítica debido a los conflictos, las inundaciones y una larga sequía que dura ya dos años y que no tiene precedentes en los últimos 40.
"La región de África Oriental padece una crisis de hambre alarmante. Algunas zonas de Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del Sur y otros países se enfrentan a una catástrofe a gran escala. Incluso si este mes hay precipitaciones suficientes, una recuperación total será prácticamente imposible a menos que se adopten medidas urgentes de forma inmediata", señala Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón.
Los incrementos en los precios de los alimentos y las materias primas a nivel global derivados de la pandemia de COVID-19 ya estaban socavando las opciones disponibles para los Gobiernos africanos, fuertemente endeudados, a la hora de afrontar la situación de hambre masiva que afecta a sus ciudadanas y ciudadanos. La crisis en Ucrania tendrá nuevas y catastróficas consecuencias puesto que está provocando un incremento de los ya de por sí elevados precios de los alimentos y las materias primas, por encima de lo que los gobiernos de África Oriental pueden permitirse.
"Debido a las sequías, muchos de nuestros burros han muerto y los que quedan están demasiado débiles para tirar de los carros”, relata Ahmed Mohamud Omar, de 70 años, pastor en la provincia de Wajir, en Kenia. “Tampoco puedo conducir mi único tuktuk porque no puedo permitirme el combustible. Ya no me quedan tampoco camellos ni cabras. No dejo de pensar en qué comerá mi familia, dónde obtendré la próxima comida o si podré conseguir el bidón de agua diario".
Estos países importan hasta el 90% de su trigo de Ucrania y Rusia. Conforme el conflicto comienza a afectar al comercio mundial de cereales, petróleo y fertilizantes, así como al transporte, los precios de los alimentos han comenzado a incrementarse de forma desorbitada. La pasada semana alcanzaron un máximo histórico. En Somalia, los cereales y granos básicos incrementaron su precio más del doble con respecto al año anterior.
"En mis 40 años de vida, nunca había visto una situación igual en Akobo”, dice por su parte Nyadang Martha, de Akobo, de Sudán del Sur. “Durante los últimos cuatro años, todo han sido inundaciones, sequías, hambruna, violencia o COVID-19. Esto ya es demasiado... estoy agotada. Si esta situación continúa, no creo que mis niñas lleguen a adultas".
"El mundo no puede sumirse de nuevo en la inercia mientras tantas personas padecen inseguridad alimentaria grave. La inacción sería inmoral, además de una omisión del imperativo humanitario", señala Cortada.
A pesar de las alarmantes necesidades, la financiación de las respuestas humanitarias es tristemente escasa. Hasta la fecha, tan solo se ha recaudado el 3% de los 6.000 millones de dólares del llamamiento humanitario de las Naciones Unidas para 2022 para Etiopía, Somalia y Sudán del Sur. También hasta la fecha, Kenia tan solo ha obtenido el 11% de los fondos solicitados a través del llamamiento de emergencia de las Naciones Unidas.
"Nuestro equipo ha conocido a gente en una situación desesperada. Personas que pasan hambre, sed y están a punto de perder la esperanza”, cuenta Idris Akhdar de WASDA, organización que trabaja con Oxfam desde hace 21 años en la provincia de Wajir, en el noreste de Kenia. “Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que ayude".
"Hace dos días visité a una familia que ha tenido que casar a su hija más joven al no poder pagar la deuda que había contraído el padre quien, enfermo, había pedido dinero para poder ir al hospital", relata Jilo Roba, coordinador del Departamento de Servicios para Menores de Kenia con el que Oxfam Intermón colabora.
Diyaara Ibrahim Gulie, de la provincia de Wajir (Kenia), es una de las personas que ha recibido alimentos y dinero en efectivo a través de Oxfam Intermón. "Tenemos que saltarnos comidas y contentarnos con una al día. A veces, tenemos que dar prioridad a que los niños y niñas coman. Las personas adultas tenemos que pasar hambre para poder aprovechar bien los escasos alimentos que tenemos".
Oxfam Intermón, junto a organizaciones socias locales, está redoblando sus esfuerzos para prestar apoyo a las personas afectadas por la crisis alimentaría en África Oriental. Su objetivo es brindar ayuda a más de 1,5 millones de personas proporcionando agua, dinero en efectivo, refugio e instalaciones de saneamiento.
"África Oriental no puede esperar. Esta crisis de hambre, agravada por el cambio climático y la pandemia de COVID 19, empeora día tras día. Desde Oxfam Intermón urgimos a todos los donantes a que financien el llamamiento humanitario de las Naciones Unidas y conseguir que los fondos lleguen lo antes posible a las organizaciones humanitarias locales. Los Gobiernos y las partes combatientes en zonas de conflicto deben garantizar que las organizaciones humanitarias como Oxfam Intermón puedan llegar de forma segura a las personas en situación de mayor vulnerabilidad", subraya Franc Cortada.
"Hacemos un llamamiento a los Gobiernos, en especial a los de países que exportan cereales, a que hagan todo cuanto esté en su mano para encontrar alternativas adecuadas a la inminente interrupción en el suministro desde Ucrania hacia países de bajos ingresos y gran dependencia de las importaciones alimentarias” dice el director general de Oxfam Intermón.
FOTO: Kenia. Khadija Farah para Oxfam.