Madre Coraje, la Asociación OLIPA ODES y la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional han trabajado de la mano durante tres años para mejorar las condiciones de agua y saneamiento y el acceso a una educación con enfoque de género en las comunidades de Montepuez y Namuna (Mozambique). Este trabajo ha posibilitado que 31 escuelas cuenten ya con infraestructuras de retención de agua, de saneamiento e higiene diferenciadas por género, habiendo capacitado a los consejos escolares para optimizar la gestión de las nuevas infraestructuras y los residuos, trabajando para incentivar a los estudiantes para adoptar hábitos de higiene en las escuelas y replicar en sus respectivos hogares, con letrinas familiares, rellenos sanitarios y tipytapis, sistema de lavado de manos de bajo costo.
“Más del 90% de los estudiantes y profesores han incorporado prácticas seguras de higiene y saneamiento. Más del 80% de los estudiantes aplican buenas prácticas de higiene y saneamiento en sus hogares y aproximadamente el 90% de los estudiantes conocen y utilizan el tipytapis. Se fortalecieron y capacitaron consejos escolares en la gestión y mantenimiento de la infraestructura escolar y gestión de residuos; Aproximadamente el 47% de los miembros actuales del consejo escolar son mujeres”, explica Vasco Gonzaga, Técnico de Madre Coraje en Mozambique.
En este proyecto han participado más de 30.000 personas, entre los que hay que destacar 14.000 alumnas y alumnos. Las más de 7.000 niñas de estas escuelas han visto mejoradas las infraestructuras de sus centros educativos. “Los hábitos y costumbres de Montepuez y Namuno ponen a las mujeres en una condición de sumisión y obediencia y sus habilidades para la toma de decisiones son muy limitadas en la familia y la comunidad. Se les encarga cuidar de la salud familiar, recorrer largas distancias para obtener agua, lo que contribuye al abandono escolar de las niñas para apoyar el trabajo doméstico”, explica Gonzaga.
Estas niñas, cuando inician su ciclo menstrual y de acuerdo con la cultura local, comienzan a ser consideradas adultas y deben prepararse para la vida matrimonial, haciendo que la asistencia escolar sea menos prioritaria, situación que se agrava por la inadecuada infraestructura sanitaria con la que contaban las escuelas. Los datos iniciales indicaron que en las escuelas asistidas, el 20% de las niñas abandona cada año.